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ME CHAPE UN BOLUDO AL LEMA DE "SI POR LAS DUDAS":

Ya venís sola hace un tiempo largo y estás cerca de los 30, por la cabeza jamás se te cruzó la posibilidad de la maternidad y hablar de casamiento te revuelve el estómago. Pasas mucho tiempo con amigas y tu abuela se empieza a “preocupar”: te pregunta si te gustan las chicas, al no obtener respuesta cambia la estrategia: usa la lástima. Te pone cara de viejita inofensiva y comienza desplegar su retahíla de observaciones respecto a tu modalidad vincular (o des-vincular ¿?) para luego decirte que deberías probar de salir con: “un profesional, un hombre hecho y derecho ". Finalmente, viene el golpe bajo, apenada te dice que antes de "irse a tocar el arpa" te quiere ver “juntada, feliz y contenta". El mensaje subliminal logró el efecto buscado: se te empieza a entrecortar la respiración, te está por agarrar un ataque de pánico, no obstante esquivas las balas como una campeona y contraatacas con el mejor recurso: hacerte la boluda, cambio de tema: le contás del laburo. Zafaste una reunión familiar más! Cuando conoces gente nueva te preguntan, antes que nada, tu nombre y tu edad para caldear el terreno y vomitarte la pregunta del millón, la que “importa”: tu estado civil. Si respondes: soltera, te miran como si fueras alta random y te instigan a justificarte: "¿Por qué estás sola?”. En tu cabeza fantaseas que respondes: " yo te pregunto ¿por qué te casaste con un pelotudo? Y tuviste tres críos del mismo infradotado del cuál seguís al lado por costumbre", pero no lo verbalizas ya que de chica te enseñaron que hay que ser “políticamente correcta” a pesar de que tu interlocutor se entrometa en tu vida privada. Manteniendo la diplomacia contestas: "Estoy sola porque disfruto de mi propia compañía, estoy sola porque no me gusta nadie, porque no me enamoré”. Te morís por agregar:"... porque la verdad no me pondría de novia con cualquiera para poner en el Facebook que tengo una relación y que gente como vos no me vea como una subnormal. Lamento que se te haga tan intolerable tu propia compañía", pero esta segunda parte de la respuesta completa también es parte de tu fantasía. Aunque a esta altura la afectividad que te genera esta “diplopía situacional” te impide determinar los límites fantasía/realidad con precisión (miedo!).

Después de varios comentarios de ese estilo que comienzan paulatinamente a horadarte el cerebro una se empieza a preguntar si realmente está haciendo las cosas bien. ¿Y qué haces?: salís del modo autista y decidís darle la oportunidad a algún boludo, total un muerto más en el ropero no puede hacerle mal a nadie. Entonces le aceptas la salida a uno de los pelotudos ( tratas de que sea el menos pelotudo de todos, te auto convences y te decís a vos misma que tal vez si hablas un poco más no resulte tan tarado, tal vez hasta puedas llegar a encariñarte con la estupidez o aún mejor: calentarte. Claramente ese día te invade una ráfaga de ingenuo optimismo).

Ya está en la puerta de tu morada, pensás: "Le doy un par de secas así en todo caso si el pibe es un embole me disocio, me voy a Narnia. Si, ya fue, bajo re loca”. Y ahí está el pelotudo te saluda con una sonrisa pueril, naif y te empieza a contar que le cambio las cubiertas al auto; que lo mando a lavar. Vos gracias reconociste el color del vehículo y de colgada no intentaste subirte otro (como ya te pasó más de una vez en primeras citas que tironeaste la puerta de un auto vacío con insistencia ). Es lo máximo que podes registrar porque sos ciega, te chupa un huevo el auto y además estás re fumada. Te quiere llevar a puerto madero, pero vos estás crota, te clavaste las All Star más fisuras que tenés y una remera cualquiera. Le decís al flaco que preferís un lugar “más relajado”, una cervecería cerca de tu casa. Estrategia para huir con más facilidad ante cualquier urgencia y de pasó mamarte bien mamada y que se pase más rápido el momento en caso de no ser lo que esperabas (corrijo: te querés mamar porque el momento va a ser lo que esperabas: un fracaso). Bendito “don” de mentirnos a nosotros mismos en momentos de vulnerabilidad….

Y ahí empieza, el boludo: te habla de él, de su auto , del boliche que fue el fin de semana... de él... del auto... del boliche.... de toda la gente que conoce.... y vos miras la birra y haces fondo blanco. Siguen temas mundanos como de que signo sos o a donde te gusta salir. Ya vas por la cuarta pinta. El boludo está desinhibido por el alcohol y vos te la vez venir (como siempre Messi de la histeria anticipando las jugadas! vieja zorra) va a tirar el chiste más fácil de la galaxia, hay dos versiones con igual contenido: 1) necesito una psicóloga o 2) yo no podría ser tu paciente sos una psicóloga muy sexy. Vos no la podes creer, queres que a la cuenta de tres se transforme en un panqueque de dulce de leche para matar el bajón y no te hable nunca más. Querés ser David Copperfield y tirar una bomba de humo y teletransportarte a tu casa, a tu refugio, con tu gato, de donde nunca deberías haber salido.

Llega el final de la cita, que obvio lo marcas vos porque "estás muy cansada”. Estás picadita (lo que no te hace inimputable, pero sí más influenciable). El boludo te lleva hasta la puerta de tu casa. Arranca con una serie de comentarios ditirámbicos: te dice que sos divina, que sos inteligente, que sos graciosa, que sos copada (no sabes como intuyó estás cualidades si lo único que hizo es alardear de él).Es una usina de decir de taradeces. Mientras tanto en tu cabeza dan vuelta las frases que te dijeron tus amigas en el grupo de Whatsapp hoy a la tarde cuando les contaste del notición de la cita: "tiene facha", "dale una chance tal vez es piola ... no prejuzgues .... no vayas con esa actitud... siempre negativa.. que bli que bla" ...

Es el momento te tenes que despedir, sabes que te va a saltar a la yugular, le asoma un colmillo, los ojos vidriosos que te miran, actitud de seductor flashando que es George Clooney ...está por venir el chape. Empezás a pensar: “ bueno le doy un beso" de cortesía. Si, por las dudas" y ya no podes pensar más un carajo, se te lanzó y respondiste un poco por inercia, un poco automáticamente y tranzas como una quinceañera en estado de ebriedad. “Un beso no es nada”, te decís. El peor error del trimestre, tarada!. No te lo sacas más de encima!, el flaco no se va a cansar hasta que no te la ponga. Como hizo con todas las otras pibitas de sus redes sociales.

Y ahí empieza nuevamente el ciclo: volves al ostracismo, te prometes a vos misma (no mejor dicho juras, juras por Gilda) nunca más forzar una situación. Te lamentas por la pérdida de tiempo y porque mañana te vas a ir a trabajar hecha fruta por un paloma que se va a pasar una semana enfermándote con mensajes y tomándose el atrevimiento de decirte " mi amor" tan solo porque tu lengua se contactó con la suya unos instante durante una borrachera. Nada, después, en algún momento se da cuenta (cuando se lo permite su egocentrismo) que no es que lo estás histeriqueando, no es que te haces la difícil sino que no hay onda y desaparece .A veces se esfuma para siempre, otras hasta unos meses después que ve una foto tuya de tus vacaciones con amigas en tanga y te escribe. Bis, bis, bis: el ciclo se repite. Hasta que un día los planetas se alinean y te cruzas a un flaco piola y no tenés que pensar tanto, ni cavilar tanto (el amor tiene algo de incalculable, de inefable). La pasas genial, hablas de música, de libros, él te escucha, te pregunta, se interesa por vos, no le importa quedar en ridículo, se fuma uno, te habla de viajes y te hace reír.... te vas a dormir con él y te vas al laburo con unas ojeras tipo el cadáver de la novia pero una sonrisa de oreja a oreja. Celebremos la conexión entre terrícolas "aunque dure lo que dura dura", para algunos no es fácil enganchar: no es con cualquiera!!!!!



 
 
 

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