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EL IMPACTO SUBJETIVO DE LA PANDEMIA . EL NO-TIEMPO.

Actualizado: 14 dic 2021





¿De verdad somos tan miserables que corremos peligro de extinguirnos a causa una gripe mutante?... YO-NO-LO-PUE-DO-CREER… Somos tan innobles, tan execrables, tan insignificantes, tan endebles. Si, somos vulnerables: otro golpe al narcisismo.

Debo confesar que la figura del antihéroe siempre despertó “interés” en mí (para no hablar de excitación en plena cuarentena, ya que es un tema que está auge y hoy no quiero herir tantas suceptibilidades). La creatividad siempre está del lado de los que no pueden, de los que pierden. La inventiva es un recurso de supervivencia, la pienso más como un rasgo evolutivo en el plano de la praxis que como una capacidad intelectual en sentido restringido. No me creo lista, simplemente estoy intentando sobrevivir! Se escribe para no morir, para no enloquecer.

Bueno, cuestión, antes de que se desate este apocalipsis sin angelitos renacentistas rollizos que bajen del cielo en pitito, sin dragones que escupan fuego, yo tenía una vida relativamente normativa ( de mierda!) como muchos de los que me leen. Este holocausto no tiene ningún ribete surrealista ni romántico, el “enemigo” es discreto, silencioso, invisible, sumamente aburrido, para nada rimbombante: CoronaVirus.

Retomando el hilo, los últimos años ingrese en un espiral de sucesos absolutamente desafortunados, extravagantes e inesperados que me hacían vivir en una sensación de permanente e ininterrumpido Deja Vú. Les paso alguna vez? : Cuantas veces vas a prender fuego una casa, cuantas veces el mismo chorro te va a robar el celu, cuantas veces vas a perder la llave? … por nombrar acontecimientos nimios y no espectacularizar el horror personal. Sentía estar viviendo por inercia, de manera automática, como si un maquinista invisible me dirigiese y hubiese inoculado inmodificables patrones de respuesta ante situaciones con ciertos denominadores en común.

Venía leyendo mucha literatura distópica y un poquito de gore japonés para desplegar mis tendencias agresivas en un fin “socialmente “aceptado como es la lectura (se llama sublimar). La realidad superó a la ficción queridxs amigxs, este género ha perdido el carácter metafórico: “Un mundo Feliz” se quedó cortísimo. Se ha corrido el velo, la literalidad de los hechos nos aploma: para circular por las calles desiertas quienes estemos habilitados tenemos que exhibir un código QR. En esta distopía señorxs, hay un pequeño GRAN detalle nos aleja de la brillante novela de Aldous Huxley, no existe el famoso “SOMA”, ese sortilegio que nos adormecería y ayudaría a atravesar anestesiados, sin pensar demasiado, esta especie de tragicomedia. Así que no nos queda otra que ponernos introspectivos y creativos (en el mejor de los casos) o enchufarnos a la tele, o los mil en vivo de IG y dejar que el cerebro se emblandezca escuchando millones de pavadas. La enajenación es el mecanismo predilecto del poder.

Cuando anunciaron la cuarentena total debo confesar tuve una vivencia catastrófica, una angustia arrasadora que me pulverizaba el alma. No obstante, por primera vez en la vida, la experiencia fue más amable que la yuxtaposición de fantasías terroríficas de fragmentación y aniquilamiento que la precedían, aunque no exenta de cierto monto de angustia (la entereza plena siempre me pareció despiadada.

Pienso que necesitábamos una pausa, una pausa a la autoexigencia y una pausa a las tendencias superyoicas. El mundo nos obligó a parar.Capaz que por momentos disfruto un poco de la cuarentena. Capaz que tengo tiempo para leer, capaz que puedo motorizada por la angustia escribir, capaz que volví a dibujar, capaz que estoy recuperando la flexibilidad que perdí en la vorágine de todos estos años en los que no paré un segundo para pensar, para pensarme (ni para elongar). “Yo pensé que me pensaba” (iba a terapia, hacia diván y todo!), pero, al parecer solo rumiaba cual hámster corriendo cándidamente en la ruedita.

Ahora tenemos tiempo para pensar(nos) , estamos frente a frente con nosotros mismos, sin velos ni ficciones. Nuestra propia compañía nos convoca a repensar la existencia y esto no es sin angustia. Se cayeron todos los sentidos establecidos que nos sostenían, se desmoronaron nuestros planes, nuestros espejismos de certezas ("cuéntale tus planes a Dios y se reirá de ti"). La enajenación que nos generaba obsesivizar el tiempo en nuestras apretadas agendas donde cual puzzle encajábamos mil actividades “productivas” se dinamitó. Se nos acabó el opio. El tiempo cronológico, productivo y capitalista que signaba nuestro calendario y nuestros modos de relacionarnos se detuvo. Estamos transitando una vertiente del tiempo novedosa: el no-tiempo, la detención, no cuantificable pero sí cualificable. No obstante, siempre hay artilugios y narcóticos, siempre está el “SOMA” que nos puede permitir distraernos y evitar la introspección.

Creo que hay una incompatibilidad entre el tiempo regulado por estructuras externas de poder y los procesos internos de creación.

Una anécdota muy representativa es que desde noviembre se me implantó la idea en la cabeza de tener un ananá bebe entre mis hijas-plantas (googleenlo y van a querer uno con todas sus malditas fuerzas, si es que les quedan). Hace cinco meses vengo intentando de manera insistente que germine. Tiré cuatro “ fetitos de ananás” a la basura porque mi paciencia tenía como tope una semana y como no salía ni una raíz en ese lapso y el agua se ponía fétida y asquerosa lo terminaba tirando. Así fue como aborté cuatro ananacitos (perdón a los provida por contar esta situación con tanta liviandad). En esta pandemia no me quedó otra que esperar y no salir eyectada a comprar una quinta fruta: al fin tiró dos raíces!... la cuarentena tiene sus toques místicos . Capaz que ahora también puedo tener un ananá bebe.

Ni hablar de Aristóteles, hace cinco días que no me muerde. En la vorágine de la vida cotidiana cual madre abandónica solía pasar doce horas diarias fuera de mi casa de lunes a sábados. El bichi se quedaba solo: sus maullidos se escuchaban todas las mañana cuando me iba hasta planta baja. Definitivamente el odio es amor desesperado. Ahora estamos juntos, pero no tanto. Desplegamos actividades paralelas, sin invadirnos pero acompañándonos en este concubinato.

Forzamos muchas cosas, sostuvimos tantas otras, menospreciamos tantas señales que nos indicaban que la batalla estaba perdida desde el principio…Muchas veces no quisimos soltar, sin siquiera saber muy bien que es lo que estamos reteniendo.

Ahora la pandemia es real y nos arrebató aquello a lo que nos aferrábamos. Recibimos con sorpresa y algo de desamparo esta intervención de azar. Es tiempo entonces, de pensarnos a nosotros mismos, de repensar los lazos, de repensar objetivos, de repensar casi todo. Cuando esto pase (si pasa), vamos a ser los mismos? Vamos a salir desesperados e impulsivamente a “vivir la vida”, a ponerla, a emborracharnos, a tirarnos cual caída libre… o vamos a ser más cautelosos, reflexivos, construir lazos más profundos y progresivos?...

Esto es una experiencia transformadora para quien tenga la capacidad y el deseo de aprender. No quiero estupidizarme mirando todo el tiempo noticieros, ni quiero escuchar a la gente que habla idioteces de sexo y maquillaje. Me resisto a caer en esa inercia mortificante, a estancarme en un remanso de languidez que nos empuja a la vacuidad del alma. Quiero ser un poquito mejor, un poco más humana, un poco más empática, un poco menos cruel con el otro pero, sobre todo, conmigo misma. Quisiera realmente enriquecer el alma, ya que los bolsillos serían es una causa perdida. Quisiera aprender a elegir bien mis lazos, con serenidad, sosiego y no precipitarme con desesperación.Creo que estoy haciendo las paces conmigo misma, este encuentro para ser genuino no esta exento de algunas peleitas ni de cuestionamientos . Nos peleamos con nosotros mismos para después poder amigarnos de manera genuina, limando asperezas. Desde la incerteza y el exilio del tiempo productivo escribo porque las limitaciones físicas de circular potencian la indocilidad del alma..

 
 
 

1 commentaire


cristian2411
16 févr. 2022

Me intriga saber cuáles son tus respuestas a todas las preguntas qe expresaste, ahora que la cuarentena ha pasado. Gracias. Me gustó leerte y como piensas

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