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EL "FEMINISTO DECONSTRUIDO" NUEVO REPRESENTANTE ENCUBIERTO DEL PATRIARCADO"


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“Deconstruir el amor romántico” es la consigna feminista por antonomasia, sin embargo, lo que acontece en la actualidad es una “destrucción del amor romántico” en pos de “nuevas modalidades vinculares” o, mejor dicho, “modalidades objetales”. Bajo la insignia del “poliamor” asistimos muchas veces a una degradación de la vida afectiva: el otro es tomado como mero objeto e instrumento de goce narcisista, negándolo como sujeto de derecho y deseo, portador de necesidades afectivas. Hay una pregnancia de la desresponsabilización en el armado del lazo social potenciado por el uso de nuevas tecnologías y redes sociales (chicos estar con todas es en definitiva no estar con ninguna). Olvidamos que el amor romántico alguna vez fue una conquista. La elección de un partener basada en el amor fue la respuesta libertaria ante los matrimonios determinados por conveniencia, definidos por terceros.

Para quienes no están interiorizados con las teorías psicoanalíticas, Freud explica por medio de un mito la instalación de la prohibición al incesto. En la horda primitiva el macho alfa (padre) era quien tenía acceso a todas las mujeres. Este despotismo hace que sus hijos movilizados por la envidia lo maten y lo devoren. El acto parricida origina culpa y ésta a su vez obtura la posibilidad de ocupar el lugar alfa. A partir de allí la búsqueda de compañerx se da por fuera del clan posibilitando la salida exogámica.

En el amor romántico si bien existía el adulterio, seducir a una mujer para después no poder corresponder a sus demandas afectivas y "borrarse de la escena” era condenado socialmente. Hoy en día nada de lo que pueda hacerse con una mujer genera vergüenza: se puede seducir muchísimas mujeres (identificándose con el padre de la horda primitiva), se puede generar un intercambio sistemático por un tiempo prolongado y después desaparecer sin necesidad de explicaciones o un diálogo honesto (ghosting), se puede generar expectativas en un vínculo y después desresponsabilizarse (“igual no somos nada”), se puede clavar vistos, se puede coordinar encuentros que se incumplen…. Todo se puede y sin el menor indicador subjetivo más importante: La vergüenza.

La contrapartida de esto es que desde el Ideal a nosotras se nos exige que seamos chicas cool, que no lloremos por amor, que no demandemos, que no “exijamos” ni pidamos nada y aceptemos despreocupadamente el lugar utilitario que nos ofrecen (la demonización de la demanda es una forma de encubrir la falta de responsabilidad del partenaire en el lazo afectivo).

El nuevo “feministo deconstruido” no es sino otra fachada del patriarcado en su vertiente más feroz y capitalista: el uso instrumental del otro desconociéndolo como sujeto. Es un mecanismo más insidioso y más sutil que la violencia física, los celos o el control propios del amor romántico pero no por eso menos efectivo y desubjetivante. Anotala!

 
 
 

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